martes, 7 de abril de 2009

La misión del periodista -entrevista a Renato Cisneros

Al pensar en la misión del periodista recurrimos inmediatamente a la idea de informar objetivamente sobre los acontecimientos de interés público. El concepto no está errado, pero al tener una visión periodística de las cosas, debemos ir más allá, tenemos que llegar al fondo de lo ocurrido. Eso nos lleva a no quedarnos en el inmediato concepto con que asociamos la idea planteada al inicio. La labor del periodista no queda simplemente en informar de manera objetiva; tenemos una ardua labor en la que se pone a prueba nuestra capacidad para actuar subjetivamente ante la gran responsabilidad social que tenemos.


El poeta y periodista Renato Cisneros (Lima, 1976), actualmente editor de la sección Sic. del diario El Comercio, es la persona que guía mi búsqueda como estudiante en la identificación de la verdadera misión del comunicador social y la ventana para observar el trabajo periodístico desde el interior de su mundo laboral.

¿Cuál consideras que es la misión del periodista frente a la sociedad?
Considerando que el Internet ha dinamizado tanto el acceso a la información, de manera que cada ciudadano puede recurrir por sí mismo a una agenda informativa y proveerse de lo insumos que antes eran patrimonio exclusivo de los periodistas, nuestra misión va mucho más allá de solo informar, eso tiene que ver con interpretar la realidad. Eso es algo que los ciudadanos no pueden hacer porque carecen del tiempo necesario. En una oficina se pueden chequear siete u ocho sitios Web al día, y se recurre al portal que más les convenza, pero dentro de la tarea laboral no se incluye la tarea de interpretar la información obtenida.
Es allí donde prima la labor del periodista, en interpretar y además expresar al lector, televidente u oyente una postura, ya que un buen periodismo es el periodismo propositito, que no se queda en la objetividad, sino que también ofrece un punto de vista, que pueda persuadir al lector a partir de la previa interpretación de los hechos.

Y si la labor también es subjetiva, ¿De qué forma podemos informar sin que nuestro punto de vista influya en lo que vamos a publicar?
Yo tengo un gran prejuicio, no creo en la objetividad. Yo creo en el balance y en el equilibrio. La objetividad la relaciono más con una actividad robótica totalmente desvinculada de lo sensorial, porque desde que nos vinculamos con el hecho, desde que se pone la cámara en determinado punto de vista, desde que elijes un temario de preguntas para una entrevista, desde que elijes una fuente y no otra, desde que discriminas entre en a quien entrevistar y a quien no, ya estas usando una ruta subjetiva, entonces el tema de la objetividad es un engaña muchachos que no relaciono con la práctica periodística.
Claro que como periodista debes actuar en base a una ética formada, en base a saber ganar la credibilidad, porque la gente le va ha creer a los periodistas que interpreten el mundo siempre y cuando actúen con una base, tengan una postura confiable y así se puedan ganar el prestigio y reconocimiento.

Cuando se menciona que nosotros transmitimos noticias de interés público ¿Qué es el interés público si la gente no tiene formada una cultura que lo lleve a informarse de los temas adecuados?
Más que depender de los periodistas, esto debería responderlo el mismo medio, porque cada medio trabaja una agenda en función de sus convicciones de lo que es la información pública y también de sus convicciones comerciales. Es decir que para un periódico tabloide, sus principios rectores, su ética y su idea de lo que es importante para la gente pasa por lo sensacional, lo amarillo, lo morboso, y no es cuestión de determinar si eso está mal o bien, es una determinada manera de enfocar el oficio.
Para otros medios que son más conservadores como El Comercio, su concepto de información pública va por otro camino, sin que esto lo desvincule del factor ético y comercial que define la política de cada medio.

En el caso e que la información que posees sea de mucha importancia, pero esta afecte al medio de comunicación para el que tú trabajas, ¿Cuál es la decisión a tomar?
Ese es un romanticismo digno de mejor causa. Si realmente tienes una información que puede afectar al medio en el que trabajas, la puedes negociar con tu editor, pero más temprano que tarde terminas cayendo en la autocensura, porque siempre se va ha imponer la lógica del medio ante la independencia del redactor o reportero.
Ese es un tema que nos inquieta mucho cuando estamos en la facultad ¿cómo reaccionar ante una presión publicitaria, política o comercial? En la práctica te das cuenta de que toda esa teoría de principios que nos dice que uno debe imponer su criterio, a la larga termina siendo difícil que luches por una convicción, al final se termina imponiendo la lógica del medio.

Actuamos con responsabilidad social ¿Qué hacer cuando se ven enfrentadas nuestra labor como periodistas y nuestra conciencia moral?
Definitivamente terminan imperando los escrúpulos de cada uno, hay gente absolutamente inescrupulosa que por una portada o una exclusiva hace una labor carroñera y no les interesa que alguien se pueda ver afectado en términos humanos si es que ese material le va ha aportar una satisfacción profesional, y satisfacción entre comillas porque influirá después la conciencia, la moral.
También hay los que prefieren tener sus valores y principios inmaculados muy al margen de su carrera y su profesión, aunque eso tiene que ver con los escrúpulos de cada uno. En realidad importa mucho el cómo reacciones momento. Se puede teorizar mucho al respecto pero nadie sabe cómo vas a reaccionar hasta que tienes a una persona muerta o alguien agonizando al frente y en tus manos portas una cámara. Sabes que esa foto te puede generar un reconocimiento, o en el caso de ayudarla, se genera una satisfacción menos publicitaria pero más personal.

Una noticia puede no ser del todo cierta porque en ella influye la falta de tiempo, la presión del medio de comunicación y hasta la misma competencia, entonces ¿Cuál es la importancia de la primicia?
El sentido de la primicia lo determinan los medios más que los públicos. La gente asume las primicias porque son los medios de comunicación los que dicen “tenemos una primicia”. Por eso yo creo en la agenda privada de los medios. En la agenda común se ve a todos los periodistas detrás del mismo ministro o detrás del mismo actor, y allí surge el convertir en primicia una declaración. Las declaraciones se convierten en noticias con una facilidad realmente intimidante, existe una suerte de fascinación por la declaración como si ella en sí misma fuera la noticia.
Por eso me parece más serio el trabajo de los medios de comunicación que apuestan por una agenda privada. Buscar sus propios temas y desarrollarlos, y sin tener la espectacularidad de la primicia, sacar una noticia que sea de impacto y está conectada con la gente. Porque generalmente las primicias, las calentitas, esas noticias de último minuto por las que los medios pelean, son muchas veces un rumor que se agotan rápidamente, mientras que las de agenda privada pueden ser primicias menos espectaculares pero más útiles.

Como periodistas ¿Qué criterios debemos manejar para designar si un hecho es noticiosos o no?
Parte de la espectacularidad, la colectividad a la que afecta o a su novedad. Se pueden encontrar muchos criterios para la designación de lo periodístico o no, pero en el día a día lo que más importa es la dimensión del hecho y a cuánta gente afecta. Para mí es fundamental trabajar en base a esos criterios. Debemos saber a cuántas personas le importa y cuántos se involucran en el suceso, como en el caso de las revisiones técnicas. Si ocurriera alguna novedad en torno a ese tema, ese sería un hecho de mayor peso noticioso aun que cualquier otro tema político, porque el primero es un tema social de mayor impacto en la población, mientras que el segundo, pese a ser un tema de importancia nacional, puede verse depreciado con el paso de los días.
SIC.
Si bien el oficio del periodista está en riesgo, porque hoy todos somos un poco periodistas de nosotros mismos gracias a la facilidad del acceso a la información, lo que hace importante nuestra tarea es la capacidad del contraste, interpretación y la cronología para relacionar el pasado reciente con lo actual. >>Renato Cisneros.

sábado, 4 de abril de 2009

Que tal manera de babear

No exagero cuando digo que babeo, la verdad es que lo hago, y lo hago mucho. El problema es que no lo digo por mi baboseo mientras duermo, lo digo por el estado de enamoramiento y estupidez en el que puedo estar cayendo.

Hace menos de un año conocí a un chico por Hi5 y me pidió la dirección de mi correo electrónico, al comienzo lo acepté en el Messenger porque lo confundí con un chico de mi colegio, al hablar con él noté que no lo era, pero no lo borré de mis contactos porque no parecía ser una mala persona o uno de esos pervertidos que navegan por Internet. Así comencé a conocerlo y poco a poco fui conociendo su historia.

Mentiría si cuento cómo sucedió, porque no sé cómo. Un día nos convertimos en “ciber-novios” vale aclarar que no era una de esas “relaciones calientes” que suelen darse en Internet. Era algo muy diferente, sólo llegábamos al “hola ciber”, “chau ciber”, “no me engañes ciber” y el resto eran amplias conversaciones en que nos íbamos conociendo.

Esto del ciber me parecía una historia chistosísima y el juego más divertido en el que había participado. Todo era una travesura, no existían reales compromisos o reales sentimientos, ni siquiera lo veía, a pesar de que vivimos en la misma ciudad. Yo supe de su ex, de cuánto la quiso y de los viajes que hacía solo por ir a verla. Eso me iba agradando porque la verdad es que el amor (mientras no tenga nada que ver conmigo) me encanta y me alegra.

Un día, después de muchas veces de quedar en encontrarnos, lo vi. Fue una tarde de Noviembre en el Parque Quénedi, conversamos mucho y lo observé mucho también, era la primera vez que lo tenía frente a frete y no sé porque el ir a verlo me tenía un poco intranquila. Esos momentos de verlo quedaron en mi recuerdo, a los pocos días de eso supe que él estaba por regresar con su ex, no me sorprendía, yo sabía por su modo de hablar que aún la quería.

No volví a hablarle hasta después de un mes y medio (aproximadamente) me sentía engañada, aunque no lo estaba. Al parecer tomé muy enserio la ciber-relación, siempre fue una fantasía, yo era conciente de ello, pero aparentemente mi interior se vio afectado. Después de volver a hablarle, comencé a hacerme su amiga, necesitaba saber todo lo que acontecía con su ex. Supe después que dejaron las cosas en nada, su reconciliación no llegó a más. Sin darme cuenta, yo fui ocupando lentamente mi lugar original. Hablábamos mucho como en las primeras ocasiones y mi existencia comenzó a necesitarlo. He llegado al extremo de no poder vivir sin saber de su vida, como si fuera la mia. Lo quiero y no me agrada querer a alguien que no conozco, a alguien que naturalmente no me quiere.

Lo pesado de esta etapa, porque sé que lo es, radica en el malestar que me causa esta “relación”. A veces pienso que mi ciber-novio es una persona demasiado egoísta, soy depresiva, y él conoce de mis depresiones, pero continúa conmigo. Hace poco lo vi, una tarde de Marzo. Estaba despeinado, como siempre sé que lo está, y yo sentí gran emoción al observarlo directamente una vez más, tuve tantas ganas de besarlo, que no pude ni intentarlo. Conversamos mucho y así como vino se fue.

Algo que odio de él es su preferencia absoluta por sus patas. Los ama ante todo y dejaría cualquier cosa por ellos, incluyendo una relación sentimental. Desde hace poco estoy tratando de adaptarme a ello, cada vez que los menciona le digo “que chévere”, “ah ya, salúdalos” y busco acomodarme entre un mundo totalmente ajeno a mi.

He concluido que no quiero verlo más, no quiero saber más de él. Esta situación me está enfermando y alejando de la realidad. Sé que lo mejor es no verlo más, lo único que debo hacer es eliminarlo del Messenger, borrarlo de mis contactos del celular y se acabó la historia, pero es lo más difícil que puedo pretender hacer. No puedo concebir la idea de desaparecerlo de mis días, estoy concientemente atada a su vida y esta relación no tiene señales de terminar. Acabo de ofrecerle un par de hamsters que nacieron de la parejita que tengo, eso implica volverlo a ver. Seguramente es una táctica inconciente para verlo otra vez, ya ni sé lo que planeo o no. Creo que debo conseguir un balde para babear en él mientras pienso en el día en que pueda tener un novio real.