sábado, 4 de abril de 2009

Que tal manera de babear

No exagero cuando digo que babeo, la verdad es que lo hago, y lo hago mucho. El problema es que no lo digo por mi baboseo mientras duermo, lo digo por el estado de enamoramiento y estupidez en el que puedo estar cayendo.

Hace menos de un año conocí a un chico por Hi5 y me pidió la dirección de mi correo electrónico, al comienzo lo acepté en el Messenger porque lo confundí con un chico de mi colegio, al hablar con él noté que no lo era, pero no lo borré de mis contactos porque no parecía ser una mala persona o uno de esos pervertidos que navegan por Internet. Así comencé a conocerlo y poco a poco fui conociendo su historia.

Mentiría si cuento cómo sucedió, porque no sé cómo. Un día nos convertimos en “ciber-novios” vale aclarar que no era una de esas “relaciones calientes” que suelen darse en Internet. Era algo muy diferente, sólo llegábamos al “hola ciber”, “chau ciber”, “no me engañes ciber” y el resto eran amplias conversaciones en que nos íbamos conociendo.

Esto del ciber me parecía una historia chistosísima y el juego más divertido en el que había participado. Todo era una travesura, no existían reales compromisos o reales sentimientos, ni siquiera lo veía, a pesar de que vivimos en la misma ciudad. Yo supe de su ex, de cuánto la quiso y de los viajes que hacía solo por ir a verla. Eso me iba agradando porque la verdad es que el amor (mientras no tenga nada que ver conmigo) me encanta y me alegra.

Un día, después de muchas veces de quedar en encontrarnos, lo vi. Fue una tarde de Noviembre en el Parque Quénedi, conversamos mucho y lo observé mucho también, era la primera vez que lo tenía frente a frete y no sé porque el ir a verlo me tenía un poco intranquila. Esos momentos de verlo quedaron en mi recuerdo, a los pocos días de eso supe que él estaba por regresar con su ex, no me sorprendía, yo sabía por su modo de hablar que aún la quería.

No volví a hablarle hasta después de un mes y medio (aproximadamente) me sentía engañada, aunque no lo estaba. Al parecer tomé muy enserio la ciber-relación, siempre fue una fantasía, yo era conciente de ello, pero aparentemente mi interior se vio afectado. Después de volver a hablarle, comencé a hacerme su amiga, necesitaba saber todo lo que acontecía con su ex. Supe después que dejaron las cosas en nada, su reconciliación no llegó a más. Sin darme cuenta, yo fui ocupando lentamente mi lugar original. Hablábamos mucho como en las primeras ocasiones y mi existencia comenzó a necesitarlo. He llegado al extremo de no poder vivir sin saber de su vida, como si fuera la mia. Lo quiero y no me agrada querer a alguien que no conozco, a alguien que naturalmente no me quiere.

Lo pesado de esta etapa, porque sé que lo es, radica en el malestar que me causa esta “relación”. A veces pienso que mi ciber-novio es una persona demasiado egoísta, soy depresiva, y él conoce de mis depresiones, pero continúa conmigo. Hace poco lo vi, una tarde de Marzo. Estaba despeinado, como siempre sé que lo está, y yo sentí gran emoción al observarlo directamente una vez más, tuve tantas ganas de besarlo, que no pude ni intentarlo. Conversamos mucho y así como vino se fue.

Algo que odio de él es su preferencia absoluta por sus patas. Los ama ante todo y dejaría cualquier cosa por ellos, incluyendo una relación sentimental. Desde hace poco estoy tratando de adaptarme a ello, cada vez que los menciona le digo “que chévere”, “ah ya, salúdalos” y busco acomodarme entre un mundo totalmente ajeno a mi.

He concluido que no quiero verlo más, no quiero saber más de él. Esta situación me está enfermando y alejando de la realidad. Sé que lo mejor es no verlo más, lo único que debo hacer es eliminarlo del Messenger, borrarlo de mis contactos del celular y se acabó la historia, pero es lo más difícil que puedo pretender hacer. No puedo concebir la idea de desaparecerlo de mis días, estoy concientemente atada a su vida y esta relación no tiene señales de terminar. Acabo de ofrecerle un par de hamsters que nacieron de la parejita que tengo, eso implica volverlo a ver. Seguramente es una táctica inconciente para verlo otra vez, ya ni sé lo que planeo o no. Creo que debo conseguir un balde para babear en él mientras pienso en el día en que pueda tener un novio real.

No hay comentarios: