domingo, 6 de julio de 2008

¡Feliz cumpleaños!… ¡Feliz desgaste!

“Pasen, el viejo está dormido… ni cuenta se va ha dar”. El muchacho piensa que su abuelo no notará nada de lo que pasará en la casa. Mientras que este está en el segundo piso, sabe lo que ocurrirá. No dirá nada, ni hará objeción. Éste personaje mayor conoce a la perfección la vida de un adolescente y porque él también ha pasado por lo mismo, decide no interferir en el crecimiento de su nieto.

Las personas de la tercera edad, están considerados dentro de la sociedad como seres tristes y acabados por la edad. Atacados por prejuicios que se van formando en contra de su vejez. Aludidos por muchas acciones, que no son más que el reflejo de miedo hacia la soledad, a la decadencia física y a la agonía de los últimos días de vida. El hombre plasma todas sus ofuscaciones en los estereotipos de anti-edad. Buscando frenar el paso del tiempo y prolongar su juventud. Como si ésta, fuera sinónimo de felicidad.

Mientras que los jóvenes buscan pasar por la mayor cantidad de experiencias posibles. Y en el caso de los adultos, aparentar juventud con el clásico “con éste atuendo me quito cinco años de encima”. Pensando que los ancianos pasan por la etapa más deprimente y decadente. Un estudio realizado en Junio del 2006 por la Universidad de Michigan, Ann Arbor. Muestra que la vejez no sólo significa el desgaste físico del cuerpo. Sino que, tener más edad, trae muchas ventajas sobre la juventud. El paso de los años en el hombre, deja experiencias y lecciones que lo hacen más inteligente y preparado ante las situaciones de la vida cotidiana.

En el análisis se evaluó a 540 adultos. Divididos en dos grupos. El primero de 21 a 40 años y el segundo de 60 en adelante. A ambos se le pidió, individualmente predecir su nivel de felicidad en la actualidad. Luego respondieron la misma pregunta, con respecto al grupo de personas de su edad.

Finalmente, se llegó al resultado de que las personas mayores son más felices. Debido a que la vejez, por ser la fase final de la vida. También es la etapa en la que el hombre tiene acumulado mayor conocimiento, en relación al día a día. El anciano se convierte en un consejero, porque ha tenido más experiencias. De ésta manera se vuelve una persona muy feliz, sabia, madura y portador de sus ideas a todos los jóvenes. Que aún no están preparados para conducirse en el mundo.

En el Diccionario Enciclopédico Océano, tomo 2, “la felicidad es el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien”. El psicólogo Peter Ubel, no acorde con una definición técnica. Respalda y dirige el estudio de la Universidad Ann Arbor. Plantea que la felicidad se da gracias a nuestros propios y profundos recursos emocionales. Que van aumentando conforme vamos cumpliendo años, y a la par, cambiando apreciaciones sobre la vida.

Concluye la investigación. Manifiesta que la felicidad no depende de las diversiones juveniles. Por el contrario, está aumenta con el paso de la edad, y hasta puede darse en las condiciones económicas más desfavorables.

Isabel Madrid Peña

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