jueves, 3 de julio de 2008

Sus armas lucharon hasta el fin

Las manos pueden llegar a ser armas letales. Cuando son usadas a este extremo no hay límites y no importan las consecuencias. Los dedos que poseen nuestras manos son como las balas de tu arma. Las balas con las que puedes atacar y exponer tus ideas. No es hacer un mal, sólo es dar a conocer tu pensamiento por medio de ellas.

Víctor Jara dio un muy buen uso a estas armas. Lo hizo así para demostrar su desacuerdo con la dictadura en su país. A este músico chileno lo torturaron y mutilaron de las manos.

Lo que importaba para el sistema dictador de Augusto Pinochet, sólo era deshacerse de los que expongan ideales en contra de él. Víctor Jara componía y tocaba música en la que abiertamente mostraba su oposición contra el sistema. Esto fue lo que le costó caro. Y aunque haya muerto firme en sus ideales. Se logró el cometido -que nunca vuelva a hacer música. Le paralizaron para siempre las manos y no conforme con eso, le quitaron la vida.

Como todo artista para el que la música es su principal medio de comunicación, Víctor Jara usaba sus manos para componer y mostrar su discrepancia con la dictadura de Chile. En cada expresión de su folclor, cantaba y tocaba. Se dedicaba a mostrarle al mundo que podía expandir sus pensamientos, sin tener un límite, porque con la música trasciendes. Eso es algo que él sabía muy bien.

Sus manos eran usadas para interpretar en cada una de sus canciones: alegría, dolor, oposición y amor. Más que una voz, eran un par de manos con las que se tocaban instrumentos. Mediante una guitarra transmitía su mensaje. Un recado dejado para que todo el mundo conozca al Chile oprimido de los años 70s. Y a pesar de ser asesinado, Víctor Jara hizo perdurar sus pensamientos. Fue un hombre inteligente y era conciente de que su mensaje no se extinguiría con el tiempo.

Un personaje que usa su voz, manos e inteligencia para este fin, puede sentirse orgulloso hasta después de su muerte. Tal como lo dijo el jurista de Joan Jara, viuda del músico, “Víctor Jara sigue siendo un icono irremplazable en todo el firmamento cultural y artístico. Lo mataron simplemente por dedicar sus canciones, su arte y su folclor al mundo popular". Toda su música sigue presente y sigue recordando a todos los que pueden escucharlo, que a pesar de estar amenazados, hay mil maneras de protestar ante lo injusto.

Cada dedo que le mutilaron, significaba una invalidez en su arte. Como se lo dijo al periodista Sergio Gutiérrez cuando se encontraron en un pasillo del Estadio Nacional donde lo mantenían atrapado "Mira mis manos, mira mis manos... me las machacaron para que nunca más volviera a tocar la guitarra”. Ya no componer más era un castigo terrible para el hombre que se expresa tocando. Y perder la vida, iba cruelmente acompañado con este atropello.

No seríamos completamente libres sin manos, nuestro lenguaje estaría incompleto. ¡Qué valor simbolizan los dedos siendo tan pequeños! No se puede discrepar contra eso, ya que hasta el dictador Pinochet lo sabía. Si dejas sin manos al músico, le quitas parte del habla.

Isabel Madrid Peña

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