sábado, 8 de octubre de 2011

Sexo en la librería


Dentro del mercado comercial, el tipo de literatura que se ha ido ganando un lugar entre los lectores, a nivel mundial, es la relacionada a la sexualidad. Para hablar sobre el tema, antes hay que definir tres conceptos esenciales. En primer lugar, se entiende por sexo al órgano biológico con que nacen los seres humanos. El hombre nace con un pene y la mujer con una vagina; aunque hoy existen casos de familias enteras que son hermafroditas, como se han dado en Guatemala y República Dominicana. La inserción, o no, de un tercer sexo es materia de estudio para los biólogos. Por otro lado, el segundo concepto a entender es el de sexualidad, que es un aprendizaje social, correspondiente al acto sexual que uno tiene en el transcurso de su vida. El último término es la palabra género, que se refiere al rol social que cada ser humano tiene en su comunidad.

Inicialmente, la existencia de este tipo de literatura era considerada como obscena y extravagante. Su presencia fue objeto de rechazo y de censura social, pues rompía todos los modelos de vida y buenas costumbres que regían las sociedades. Ese fue el caso del Marqués de Sade, quien tuvo que ser, secretamente, leído durante el S. XIX y a inicios del S. XX. También al comienzo de los siglos existió la literatura erótica, como la del romano Petronio con sus cuentos milesios. Hoy, después de haber sido juzgados o aceptados, se puede entrar a una librería y ver este tipo de narraciones formando parte de los estantes. Aunque, los títulos actuales tienen la firma de conocidos escritores que se han dedicado a satisfacer, por completo, el morbo de un gran grupo de lectores que buscan experimentar sensaciones eróticas y sexuales con estas historias.

Antes de llegar a su auge, los que se aventuraban a publicar un libro erótico u homo-erótico, por un lado, se exponían a la censura, y por otro, tal como lo expone el escritor francés Nicolás Balutet, se aventuraban a ver en la literatura un medio de expresarse para ser reconocidos. Pero, en el día a día, tras la gran acogida que ha tenido este tipo de producción, los novelistas ya no ven en la literatura erótica (y, en algunos casos, pornográfica) un problema para su reputación y distribución. Ahora, hay un gran mercado dispuesto a consumir estos libros, por lo que la condición para existir en el mundo de los galardonados escritores es la venta masiva. Un claro representante en este éxito es el peruano Jaime Bayly, que se ha vuelto popular con su abierta bisexualidad y con novelas liberales, como No se lo digas a nadie (1994).

El tema es explotable porque la denominada “opción sexual” se ha hecho de conocimiento a nivel mundial. No necesariamente, la homosexualidad es aceptada e institucionalizada globalmente, como sí lo es en España, Canadá, Nederland, Argentina, Suecia, siete jurisdicciones de estados Unidos, entre otros territorios; pero ya es socialmente conocida y forma parte del debate político en muchos países. Esto quiere decir que la sexualidad es diversa, por lo que, actualmente, se divide en cinco tipos. Existen el macho, la hembra, el gay, la lesbiana y el hermafrodita, término que proviene del personaje de la mitología griega, Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita.

Se debe tener claro que el objetivo de la literatura erótica es tratar el tema de la intimidad con un correcto manejo del lenguaje y la descripción estética de una historia que busca jugar con la sensualidad; de modo que, leyéndola se puede tener una visión diferente del mundo que se expone. Por otro lado, la pornografía está dedicada a ser explícita con la narración de una historia que, constantemente, recurrirá a la sexualidad para tener mayores ventas. La gran diferencia radica en que una es sugerente y la otra es directa. Cada lector sabrá escoger el tipo de literatura que está preparado para leer y disfrutar.

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